«Cuando una mujer entra en política cambia la mujer, pero cuando muchas mujeres entran en política, cambia la política«. Michelle Bachelet (Ex-Presidenta de Chile)
De la Vega ha logrado cambiar la política. No sólo es una voz autorizada, seria, formal, respetada en la política nacional e internacional que carece de ese tono masculino y agresivo que caracteriza a algunas de las mejores oradoras de la política española. Ella ha logrado impulsar un gran encuentro de mujeres que quieren el poder, el poder de cambiar el mundo.
María Teresa Fernández ha impulsado también la histórica ayuda que España y el mundo han acordado en dar a Haití. Por fin, los enmohecidos funcionarios de la ONU han podido decirle al mundo “¿Veis? Para esto sirve la ONU”.
Es gracias a mujeres como ella y a la existencia de otras mujeres políticas que ayudan, se alían e impulsan. De hecho, esta iniciativa tampoco hubiera salido adelante si la Presidenta de uno de los países económicamente más poderosos del mundo no fuese otra mujer, Angela Merkel y si la segunda a bordo de Estados Unidos no fuese otra mujer, Hillary Diane Clinton.
Es un momento histórico clave, único. Las mujeres deben conseguir mayores cuotas de poder político y económico porque es la única manera para cambiar de modelos económicos e incluso sociales actuales, totalmente en decadencia. Estoy convencida de ello.
No es casualidad que en el momento más importante en la construcción de la política interna latinoamericana, de protección y desarrollo territorial económico y social, dos hayan sido las mandatarias de dos de los países más importantes sudamericanos, Argentina y Chile: Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet.
Las dos con diferente apoyo en sus países, Cristina Fernández ha tenido y tiene la tradicional oposición de lobby económico y mediático en Argentina mientras que en el siempre cuasi-británico país vecino, el poder ha cambiado de color político con naturalidad y sin intentos de golpes de estado políticos o económicos.
María Teresa Fernández de la Vega representa ese cambio. Solidez, poder, solidaridad, inteligencia y sobre todo, trabajo. Mucho trabajo.
Tampoco es casualidad que entre las personalidades más destacadas que se han dado cita en Valencia estuviera Graça Machel, premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional o Winnie Mandela, la mujer de Nelson Mandela que reclamó una mayor participación femenina en la remodelación del sistema financiero mundial, donde apenas tienen voz, porque son capaces de aportar mayores grados de «transparencia y creatividad» insistió. También asistió la premio Nobel de la Paz Wangari Maathai, quien, como Machel, aludió a problemas comunes a países desarrollados y en vías de desarrollo.
El encuentro Mujeres por un Mundo Mejor ha reunido a medio millar de mujeres de África, Europa y Latinoamérica, a representantes africanas de 50 de los 53 países del continente, a 56 ministras y a dos jefas de Estado, las presidentas de Finlandia y Liberia.
Y no es cuestión de hombres o mujeres no es eso lo que quiero decir en estas líneas, aunque lo parezca. Si no, mira a Margaret Hilda Thatcher o a Golda Meir o a alguna política local en La Muela. Es cierto, que sólo hecho de ser mujer no es lo que mejorará la política. Está claro que además de mujer, se entiende, hay que ser honesta, solidaria, buena persona. Yo he trabajado con mujeres que más que ayudar, te ponen palos en la rueda sólo por una cuestión de competencia o porque sí. No hablo de ellas…
Está claro que no. Hablo de mujeres seguras de sí, fuertes y a la vez humildes. Creativas, inteligentes capaces de transformar su alrededor, capaces de mover su entorno y mejorarlo. Eso, no todas las mujeres podemos hacerlo y está claro que tampoco no todas las mujeres políticas pueden hacerlo.
Por eso encontrar una que destaca porque además de poder hacerlo, quiere hacerlo y se rodea de iguales, es bueno, necesario, importante, destacar.
Más. Un buen artículo de Fernando Vallespín, Cherchez les femmes! Publicado por EL PAÍS el 2/04/10
Enhorabuena por la historia. No se necesita hacer ruido cancamusero para escribir buenas historias, como queda demostrado en esta entrada.
Muchas gracias Daniel! A mí me parece un tema importante y me hace ilusión que también te lo parezca. Tampoco es necesario hacer ruido para pensar en voz alta sobre estas cuestiones; al contrario, creo que es casi una reflexión personal que cada uno puede hacer a su alrededor.
Un saludo y gracias por tu comentario.