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¿Qué hemos aprendido gracias a la Pandemia y el Coronavirus

Acerca de los países donde han fallecido más personas por coronavirus

Los años recientes se marcarán en la historia con un antes y un después. Nos guste o no, una pandemia moderna que involucre a prácticamente todos los países del mundo, no es algo que suceda todos los días.

¿Hemos aprendido algo? Todo apunta a que muy poco, aunque estoy segura de que si a cada una/o nos preguntan, diremos que sí, ¿o solo las/os argentinos/as lo diríamos?

No sé si aprender, pero asegurarme en algunas ideas previas, eso seguro. Por ejemplo, el hecho de entender la sanidad como un valor de identidad para los países. Hay algunas ciudades que pagan a reconocidos “marketinianos” para que les desarrolle un story line para la ciudad. Un argumentario de venta, una identidad. Pues mira, invierte eso en sanidad y en educación y verás como el “story” te lo hace la ciudadanía. A esto hoy en día, le llaman “demagogia”. El pedir o el demandar una buena asistencia medica publica y gratuita ahora es comunista ¿Qué te parece? Cada vez más encuentro sacha-defensores del capitalismo liberal del, «¿por qué voy a pagar la salud de los demás?» Eso sí, la mayoría va luego religiosamente a misa y reza por los otros. Eso es gratis.

Pues eso. Entendí después de esta pandemia que hay países con “alma” con esencia, básicamente con buenos políticos/as que a pesar de su estructura (casi todos desmantelada para hacer más fácil la inserción de las industrias privadas en el sector salud), desplegaron creatividad, garra, interés y presupuesto en políticas de cuidado para prevenir el mayor número de fallecimientos. Una mirada rápida a los países que lo hicieron y por supuesto los que no, la tienes en esta estadística:

A la cabeza como no, EEUU. Y no porque sea uno de los países mas poblados del mundo, que también sino porque junto a Brasil estuvieron acaudillados por absolutos grillados como Trump o Bolsonaro que arrasaron con un mal hacer que se llevó por delante la vida de millones. ¿Crees que algún libro de historia lo recogerá? Lo dudo. Es más, no descarto incluso que alguno vuelva a gobernar de la mano (mano=dinero) de grupos religiosos que lo único que esperan de ellos es que digan no al aborto, no a los derechos LGTBI y poco mas oye. Eso es la mejora social para ellos.

Estadística: Número de personas fallecidas a causa del coronavirus en el mundo a fecha de 17 de junio de 2022, por país | Statista
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Pues después de todo este descalabre mundial, nunca mejor dicho, a mi me queda visitar solo aquellos países que trabajan en su ciudadanía. En las personas. Y me vienen a la mente así, de buenas a primeras Grecia, Portugal, Bolivia… Incluso Argentina. Me consta que se hizo un gran trabajo a pesar de la situación estructural que tiene mi querida nación de origen.

También España hizo un buen trabajo (a grandes rasgos y sin entrar en los detalles por comunidades). Las restricciones buscaron proteger a las personas y se vio la calidad de medicas/os que había en este país que prácticamente sostuvieron con su propia salud, la de los demás.

Yo si que he aprendido. He aprendido mucho, pero sobre todo le he dado valor a esos pensamientos, sensaciones, valores, etc. que estaban ahí y que parecían meras ideas cuando en realidad es una forma de vivir. Una ideología que recorre todo lo que eres.

Lo que yo he estado haciendo durante la pandemia: criar a Tina.

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Liderazgo Femenino, ¿nuevo feminismo?

No tengo ni idea de por qué el feminismo se ha hecho una especie de «mala imagen» entre la gente. Por mi parte le tengo mucho respecto a una línea intelectual y de trabajo, que a penas conozco y de gran profundidad y trayectoria internacional.

Vale ¿Entonces de qué hablamos?

De un liderazgo basado en nosotras mismas. No en ser más duras y parecernos a los modelos culturales masculinos, tampoco en adecuarnos a lo que esperan de «las mujeres» con tópicos femeninos: la guapa, la maja, la sexy, la infantil.

Se trata de buscar muy dentro, de tejer tu identidad y de hacerla valer a través de una comunicación efectiva. Se trata de tu propio liderzgo y se trata también de favorecer y formentar el liderazgo de otras mujeres. Amigas, hermanas, compañeras de trabajo…

No es fácil. Porque tenemos una idea muy concreta de cómo debe ser una mujer, de qué es ser mujer y eso, es lo primero que hemos de cambiar.

Si te interesa el tema: http://bit.ly/N6W0Y5

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Aprender a comunicar, la materia pendiente

Aprender a comunicar es definitivamente, la asignatura pendiente. No lo digo yo, claro. Lo dice Manuel Campo Vidal todo el tiempo y siempre que tiene ocasión. Lo dice los sábados en la tertulia de No es un día cualquiera en la sección de Comunica que algo queda.  Lo dice en su libro, ¿Por qué los españoles comunicamos tan mal?

Que no sabemos comunicar es una realidad tan evidente, que parece extraño que nadie lo pusiera en la palestra como lo hace él a cada momento.

Su libro es un manual (aunque a él no le guste que así sea) de recomendaciones, de guiños de lo que no se ha de hacer a la hora de comunicar, pero sobre todo, es la exposición de una gran verdad: Cuando no comunicamos, perdemos una gran oportunidad. Oportunidad de contar lo que sabemos, de darnos a conocer, de difundir, de divertir, de hacer amigos, de hacer negocios, de hacer cultura, de hacer comunicación…

Gracias a Manuel me he convertido en el peor público posible y supongo que también en el más comprensivo de todos…. Cada vez que voy a una conferencia me fijo si la persona lleva un esquema, si improvisa, si habla de pie o sentado. Si va de tonos claros, si va de oscuro, si está tranquilo, si está nervios@. Es agotador. Porque escuchas la conferencia al mismo tiempo que analizas todo, el lugar el tipo de público, el tipo de evento. El tono de la voz de la persona que habla, el tipo de micrófono, si hay escaleras o no, si el público que llega tarde distrae la atención del conferenciante o si la puerta está retirada de la atención de la gente…

Sin embargo, cuando encuentro buenos oradores, ejemplos de buena comunicación, es más fácil. Nada me distrae de lo que dicen. No me fijo en la ropa, ni el tono de la voz, simplemente escucho. Porque logran atraer toda mi atención como hacen los buenos comunicadores. Te llevan directamente a su cabeza. No te dejan pensar en “a ver qué dice ahora”. Simplemente vas con ellos a donde te quieren llevar con su mensaje. Perfecto.

Me pasó dos veces este mes, la primera escuchando a Mario Alonso Puig en el Primer Encuentro de Asistentes de Dirección que se realizó en Oviedo, y la segunda ayer en el Paraninfo de Zaragoza escuchando a José María Calleja en presentación del libro de Santiago Boira Sarto: Hombres maltratadores. Historias de violencia masculina.

En ambos casos puedo recordar frases completas del mensaje, ideas claras, miradas. Manos. Incluso el tono de la voz, pero sobre todo, el mensaje.

Era la primera vez que escuchaba en directo a José María Calleja y comunicó tan bien que logró contar en pocas palabras y con el tono adecuado pero cercano la importancia de un libro único en el que se analizan algunos perfiles de maltratadores.

Abordaje a Calleja, saludo y retirada.

Mario Alonso Puig deslumbra. Además enseña con sus acciones que se puede aplicar cada una de las cosas que predica y eso, no es nada fácil. Fue volver de Oviedo y predicar el «marioalonsismo» hasta que volví a verle en una entrevista que le hizo esta semana Buenafuente para promocionar su nuevo libro Reinventarse ¿Será casualidad?

Me pregunto cuántos mensajes me perdí del todo, cuantos mensajes valiosos me llegaron sólo parcialmente y cuántas veces me quedé sin dar los míos correctamente.

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