Mucho se ha escrito de Critistina Fernandez de Kirchner, aunque para mi gusto, no lo suficiente. Se ha escrito mucho y no siempre bien.
Hoy se celebran elecciones en Argentina y ya todo el mundo sabe quién será la ganadora. Sin rival político, esta mujer se ha ganado a pulso la credibilidad, la fe, la confianza que el electorado ha proyectado en ella. Y no es para menos, su Gobierno, el de su marido y el suyo, son los que han sacado al país de unas de las crisis económicas que han hecho historia en el mundo.
Una crisis que cuando se expresó en el corralito argentino muchos miraron desde aquí, con el antifaz de la lejanía y del tercermundismo que a muchos políticos e incluso periodistas bien formados, les gusta usar para justificar lo injusticable.
Ahora con la crisis en casa, en Europa, sabemos lo complicado, lo difícil, lo casi imposible que es está resultando para los Gobiernos europeos gestionar el cambio, la vuelta a la normalidad. Kirchner, la presidenta lo ha logrado. No sólo termina de pagar este año las deudas argentinas, sino que ha sido capaz de transformar un país al borde del colapso.
Ha superado con diferencia el trabajo que comenzó su marido Néstor Kirchner, y logró no sólo hacer frente al tremendo entramado mediático que lideraba el grupo Clarín, sino que además, logró imponer una ley ejemplar para la regulación de medios de comunicación que ahora se estudia como modelo en EEUU, la Ley de Medios.
Cristina es mucho más que una presidenta fuerte e inteligente. Es el símbolo de una nueva forma de Gobernar, de una nueva forma de liderar. Ha ayudado a la unión Latinoamericana, ha impulsado la paz social llamando siempre al diálogo.
Desde aquí, a las diferencias que veo en Argentina año tras año desde que después del corralito viene a realizar mi doctorado, se suman las historias de amigos y conocidos. Historias de superación y esperanza. Esos son los datos que no fallan. Esas son las estadísticas incontestables.
Esta presidenta no sólo ha cambiado la situación económica del país, ha cambiado esa sensación de frustración, de desconfianza, de fracaso constante.
Todavía queda trabajo. A la cabeza, los números de pobreza e inseguridad; las garantías de justicia. El narcotráfico y el tráfico de mujeres que es un problema global y local.
Aun así, ha logrado dar esperanza de futuro y de unidad a las nuevas generaciones ¿Existe algo más valioso que eso? Y sino, mirad este reportaje de En Portada: Juventud K.
Sigue la conversación en Twitter con los tags #Argentina #ArgDecide #ArgentinaVota #ARGvota