El descanso de Semana Santa me ha llevado a Argentina, más concretamente a San Salvador de Jujuy, para conocer a mi ahijado, descansar y disfrutar de los míos. La cuestión es que en el bautizo de Santino, que así se llama mi sobrino, me ha sorprendido la presencia de jóvenes en la iglesia. Atiborrada, parecía un encuentro juvenil; con chicos cantando y rezando. Aquel domingo de Ramos, el sacerdote realizó además, una bendición especial para los jóvenes. Los chicos daban palmas, se confesaban, levantaban los brazos y cantaban; una imagen extraña para mí que voy poco a misa en España, pero siempre me encuentro con señores y señoras mayores, algún que otro inmigrante y muy pocos jóvenes (a veces, ni uno). Me da por pensar qué pasa con la iglesia en España o al revés, ¿qué pasa con la Iglesia en Argentina?
En Madrid, por ejemplo, hay un sacerdote al que llaman ?el cura rojo? porque causa revuelo y debate con sus prácticas, más cercanas a los indigentes y drogadictos. Sigo preguntándome qué pasa. Y mientras leo las noticias, no dejo de pensar en Argentina, en los chicos que se encuentran en la iglesia para escuchar la misa y salir luego a tomar una gaseosa, charlar o ir al cine. Pienso en los ?nuestros?, los de aquí, y no encuentro conclusiones. Quizás, simplemente, no existe una conclusión; puede que sea una diferencia cultural más de tantas. Pero si os animáis a quitarme la modorra de blog, os dejo el tema para comentarios.
Revivió con todas las letras (=
Gracias!!!!!!!!!!!
un besito!
*AdRi*
Supongo que se pueden hacer multitud de observaciones al respecto. En primer lugar, se puede diferenciar la misa dominical cotidiana a la de un Domingo de Ramos. En este caso en España, también se nota una asistencia juvenil a las iglesias importante en esa fecha. El tema de Cofradías y tradición cultural de Semana Santa juega un papel importante en esto. Y en cuanto a los domingos «normales» creo que la Iglesia española está muy despegada de los jóvenes puesto que sigue anclada en el pasado rancio y atemporal, donde poco o nada puede ofrecer de atractivo a las nuevas generaciones. El papel de la Iglesia en la guerra civil también es un lastre importante puesto que la sociedad le dio la espalda en la transición, ya que se asociaba al régimen franquista, y la cúpula eclesial ha hecho muy poco por lavar esa imagen en años posteriores. Además con decisiones tan conservadoras como la de la «Iglesia Roja» de Madrid, posición frente al aborto, estudio de células madre, anticonceptivos, etc, no hacen sinó alejarse de los jóvenes. Si sigue por este camino, en España, la Iglesia católica tiene un futuro poco esperanzador para ellos.
Yo hace unos años que no voy a misa, pero he de decir que estuve yendo todos los domingos desde los 7 años hasta los 14 años. Pero siempre a la misma iglesia, la Capilla con sor Lourdes.
Se caracterizaba porque los primeros bancos siempre estaban llenos de los niños que iban a hacer la comunión y de los que la habían hecho hace poco. Estos jóvenes participaban en las lecturas, las peticiones, se hacían representaciones, se tocaban los instrumentos (piano, guitarra, pandereta…), todo esto hacía amena la misa.
Decir, también, que nunca me he considerado católica pero se pasaba un buen rato. La razón por la que deje de ir no fue otra que el cambio de cura, el cual empezó a decidir él las canciones qué había que cantar, los jóvenes ya no podían leer las lecturas sino que quedaban reservadas para los mayores… Todo esto hizo que muchos de estos jóvenes, incluida yo, dejara de ir a misa todos los domingos.
La razón por la que yo creo que los jóvenes no van tan asiduamente a misa no es otra que los propios curas.
Hola Eva. Comparto contigo la idea. Creo que al igual que un profesor nos trasmite su gusto por la asignatura, también un sacerdote tiene más o menos capacidad para trasmitirnos la alegría de la fe. Aunque también creo que es algo que podemos intentar por nuestra cuenta, sin esperar tanto de la persona… Este es un tema interesante y muy importante porque al final no se trata sólo de ir a misa ¿No?. Gracias por tu opinión.