También hay que decirlo, ha sacado a la luz la bondad humana. Esa que ha diario mueve el mundo pero que nadie ve porque no es popular ni está de moda. Porque no sale en las conversaciones de pasillo, peluquerías o supermercados. No, las conversaciones e incluso los pensamientos y actitudes giran mayoritariamente sobre lo más gris y oscuro de nuestras conductas. Además, resaltamos la información cuando esta tiene que ver con hechos negativos, sin que seamos conscientes del barro en el que estamos. Hasta que pasa algo como ésto que os comparto en el vídeo y ponemos consciencia en visibilizar a las personas que piensan en otros seres humanos antes que en ellos; en seres humanos cuya vida la mueve la solidaridad, la esperanza y por qué no decirlo, el amor.
Hay miles de casos de los que podría escribir hoy. Los que ya conocéis porque a diario están inundando ahora la red. Situaciones que espero no se vuelvan invisibles cuando todo acabe y vuelva a ser más interesante el modelito del “influencer” de turno antes que un ejemplo de humanidad.
Éste es el caso de la residencia del Santo Ángel cuyo vídeo os dejo en el post y que tan bien ha contado el periodista y presentador Fernando Ruiz en el programa OTRO PUNTO DE VISTA de Aragón Televisión. Que por cierto, todo hay que decirlo, se hace con más ilusión que presupuesto. Pero cuando se trabaja con grandes profesionales, el resultado es este.
Ahora, la pregunta es ¿Cómo estamos educando a nuestras/os hijas/os que a pesar de las explicaciones no conseguíamos sacar de su rutina de salir a la calle? ¿En qué se han basado nuestras relaciones para sea tan importante salir a correr y seguir manteniéndose en forma que contribuir a que nadie más enferme?
¿En qué momento hemos incorporado como si fuese propio el discurso de un sector económico que decía: “la sanidad es cara”, “vale pasta”, “hay que recortar”, “hay personas que la usan cantidad y los que realmente contribuimos, no la utilizamos…”? Esto lo he escuchado de personas buenas y de gran corazón, pero que terminan carcomidas por el discurso más hegemónico de los medios, por el trabajo (bien hecho) de campañas emocionales en las que muchas personas acaban viendo a otro ser humano como un enemigo.
Hogar Santo Ángel Custodio de Alcañiz, fotografía del periódico Bajo Aragón Digital
Ojala no necesitásemos reflexionar sobre esto ahora, ojalá nunca hubiese pasado, pero ahora que está, revisemos nuestros valores y aprovechemos esta gran oportunidad de cambiar nuestra mirada hacían las otras personas. Somos cada una de las personas que vemos por la calle y que tenemos a nuestro alrededor. Y cuánto más nos molestan, es porque nos muestran con más nitidez aspectos de nuestra propia humanidad que no queremos aceptar. Solo por esto, si aprendemos a re-educarnos y educar a nuestra hijas e hijos en el valor de vida humana, en la solidaridad, el respeto y en el amor, toda esta vivencia habrá valido la pena.